Una de las características principales del público general que visita un museo, es su heterogeneidad. Por ello vamos a encontrarnos con diferentes perfiles de visitantes que presentan a su vez diferentes características, expectativas y necesidades. Va a ser pues fundamental su conocimiento y estudio, tanto previa como posteriormente a su visita, para intentar que la experiencia expositiva sea lo más satisfactoria posible al mayor número de visitantes.
Los estudios de público en los museos se dirigen a determinar las características particulares, opiniones, convenciones, motivaciones y preferencias de los visitantes, por lo que se han convertido en una herramienta fundamental para las instituciones culturales y museísticas. No solo porque les ayuda a mejorar cuantitativamente (incrementando el número de visitantes o captando a un nuevo público potencial), sino que también les ayuda a mejorar cualitativamente (a cumplir y medir mejor sus objetivos, a llegar mejor a su público adaptando sus dispositivos didácticos y museográficos a estas diferentes necesidades y mejorando su accesibilidad, recorridos, etc.)
Hasta hace poco, estos estudios no estaban muy extendidos entre los espacios y centros de arte, y además han estado enfocados principalmente en determinar tan solo los aspectos sociodemográficos de los visitantes. Pero esta información por sí sola no resulta de valor para entender las verdaderas razones de la visita o no visita del público a un museo de arte contemporáneo, y será necesario entender y analizar también los factores psicológicos y socioculturales, el estilo de vida y hábitos de ocio de las personas, así como las características propias y físicas de este tipo de museos y sus contenidos.
Hoy día podemos constatar que existe una tendencia en el ámbito de los museos de arte de mantener la obra sin elementos de mediación que ayuden a los visitantes a su comprensión y contextualización. Esta tendencia generalizada deja claro su intencionalidad, que viene explicada por la concepción de que el arte se explica por sí solo, atribuyéndole cualidades suficientes para comunicar y expresar todos sus significados, objetivos y contextos específicos.
Pero, ¿es cierto que una obra de arte se explica por sí misma sin necesidad de recursos museográficos? ¿Tienen los visitantes de los museos de arte este sentimiento? ¿Y sus no visitantes? ¿Hacer comprensible el significado de una obra de arte supone un mayor disfrute al contemplarla en un museo o desvirtúa su sentido inicial?
Desde finales del siglo XIX surge en el mundo occidental un nuevo estilo de arte que rompe con el clasicismo imperante durante siglos. No es un lenguaje evidente, necesita de un conocimiento experto para poder comprenderlo, ya que hay que entender sus códigos, su lenguaje; por tanto sin una mediación adecuada el espectador no experto quedaría pues relegado en este mundo. Para ellos, el arte va a constituir cualquier expresión artística que pueda considerar admirable desde un punto de vista básicamente estético y plástico, ya que al desconocer sus verdaderos códigos, su lenguaje específico, el espectador intenta darle significados por medio de sus propias convenciones, que en muchos casos son insuficientes para entender la obra.
Además, si consideramos que el arte es parte integrante de la cultura de la humanidad, tenemos que aceptar que se verá afectado por sus cambios y transformaciones. Por ello el lenguaje del arte estará sometido a grandes cambios que deberán ser asimilados y comprendidos, para ser aceptados por el público. Es decir, el lenguaje del arte es cambiante, y el espectador debe ir adaptándose a estos cambios si quiere seguir entendiéndolo. En resumen, para que sea posible que el arte se explique a sí mismo, el espectador deberá poseer las mismas convenciones formales que el artista (simbólicas, lingüísticas, espaciales, temporales, de valores y costumbres, etc.) para que exista comunicación.
A lo largo de los diferentes capítulos de este libro se analizarán y compararán las características de los visitantes de un museo de arte contemporáneo (en concreto del Museo Regional de Arte Moderno de Cartagena, MURAM) con las de un museo de diferente disciplina como es la de un museo arqueológico (en este caso del Museo Teatro Romano de Cartagena); intentando dar respuesta a la cuestión planteada de cuál es la imagen de los museos de arte contemporáneo entre el público visitante y del no visitante, y cómo ésta influye en la decisión de visitarlos.
Los estudios de público en los museos se dirigen a determinar las características particulares, opiniones, convenciones, motivaciones y preferencias de los visitantes, por lo que se han convertido en una herramienta fundamental para las instituciones culturales y museísticas. No solo porque les ayuda a mejorar cuantitativamente (incrementando el número de visitantes o captando a un nuevo público potencial), sino que también les ayuda a mejorar cualitativamente (a cumplir y medir mejor sus objetivos, a llegar mejor a su público adaptando sus dispositivos didácticos y museográficos a estas diferentes necesidades y mejorando su accesibilidad, recorridos, etc.)
Hasta hace poco, estos estudios no estaban muy extendidos entre los espacios y centros de arte, y además han estado enfocados principalmente en determinar tan solo los aspectos sociodemográficos de los visitantes. Pero esta información por sí sola no resulta de valor para entender las verdaderas razones de la visita o no visita del público a un museo de arte contemporáneo, y será necesario entender y analizar también los factores psicológicos y socioculturales, el estilo de vida y hábitos de ocio de las personas, así como las características propias y físicas de este tipo de museos y sus contenidos.
Hoy día podemos constatar que existe una tendencia en el ámbito de los museos de arte de mantener la obra sin elementos de mediación que ayuden a los visitantes a su comprensión y contextualización. Esta tendencia generalizada deja claro su intencionalidad, que viene explicada por la concepción de que el arte se explica por sí solo, atribuyéndole cualidades suficientes para comunicar y expresar todos sus significados, objetivos y contextos específicos.
Pero, ¿es cierto que una obra de arte se explica por sí misma sin necesidad de recursos museográficos? ¿Tienen los visitantes de los museos de arte este sentimiento? ¿Y sus no visitantes? ¿Hacer comprensible el significado de una obra de arte supone un mayor disfrute al contemplarla en un museo o desvirtúa su sentido inicial?
Desde finales del siglo XIX surge en el mundo occidental un nuevo estilo de arte que rompe con el clasicismo imperante durante siglos. No es un lenguaje evidente, necesita de un conocimiento experto para poder comprenderlo, ya que hay que entender sus códigos, su lenguaje; por tanto sin una mediación adecuada el espectador no experto quedaría pues relegado en este mundo. Para ellos, el arte va a constituir cualquier expresión artística que pueda considerar admirable desde un punto de vista básicamente estético y plástico, ya que al desconocer sus verdaderos códigos, su lenguaje específico, el espectador intenta darle significados por medio de sus propias convenciones, que en muchos casos son insuficientes para entender la obra.
Además, si consideramos que el arte es parte integrante de la cultura de la humanidad, tenemos que aceptar que se verá afectado por sus cambios y transformaciones. Por ello el lenguaje del arte estará sometido a grandes cambios que deberán ser asimilados y comprendidos, para ser aceptados por el público. Es decir, el lenguaje del arte es cambiante, y el espectador debe ir adaptándose a estos cambios si quiere seguir entendiéndolo. En resumen, para que sea posible que el arte se explique a sí mismo, el espectador deberá poseer las mismas convenciones formales que el artista (simbólicas, lingüísticas, espaciales, temporales, de valores y costumbres, etc.) para que exista comunicación.
A lo largo de los diferentes capítulos de este libro se analizarán y compararán las características de los visitantes de un museo de arte contemporáneo (en concreto del Museo Regional de Arte Moderno de Cartagena, MURAM) con las de un museo de diferente disciplina como es la de un museo arqueológico (en este caso del Museo Teatro Romano de Cartagena); intentando dar respuesta a la cuestión planteada de cuál es la imagen de los museos de arte contemporáneo entre el público visitante y del no visitante, y cómo ésta influye en la decisión de visitarlos.
La imagen de los museos de arte contemporáneo.
Percepción del Público visitante y no visitante.
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Autor:
Mª Luz Ruiz Bañón
- Código del producto: 7383
- Colección: Fuera de colección
- Categoría: Consulta, información y materias interdisciplinares, Matemáticas y ciencias, Sociedad y ciencias sociales, Bibliotecas y ciencias de la información/Museología, Matemáticas, Sociología y antropología
- Temática: Estudios de museología y patrimonio, Investigación social y estadística, Probabilidad y estadística
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ISBN:
- 9788416549931 - Papel Cómpralo aquí
- 9788416549948 - PDF Cómpralo aquí
- 9788416549955 - PDF Cómpralo aquí
- Tamaño: 160 x 235 mm
- Páginas: 168
- Idioma: Español / Castellano
- Interior: B&N (Estándar)
Tags: Estudio de Público; Museo; arte contemporáneo; visitantes; no visitantes